ESTETICA, ARTE, LITERATURA Y POLITICA PROLETARIA
I
Los
valores estéticos predominantes en el mundo capitalista e imperialista
corresponden a este sistema por ahora dominante.
La
actividad fundamental que en el plano artístico y/o literario se realiza en el
mundo capitalista es valorada con la visión de la estética burguesa cuyo
arquetipo es el individualismo que predomina sobre el valor colectivo de la
estética proletaria, y sobre cualquier otro valor estético patriótico, progresista
y democrático; el individualismo responde a la concepción según la cual, “el mundo” gira en torno del ejecutivo,
del trust, del monopolio, lleve el nombre de Bill Gates, de Rockefeller, de un
jeque de Arabia Saudita o de cualquier otro multimillonario de Japón, Alemania,
China imperialista u otra de las grandes potencias imperialistas cuyos rostros representan
al capital financiero internacional.
Con
este arquetipo estético burgués se reproducen en forma inconmensurable los
prototipos y estereotipos del arte burgués-imperialista en las diversas formas
del arte espectáculo de masas o del arte de elite: música, teatro, escultura,
pintura, cine, televisión, modas, etcétera, de manera increíblemente, acelerada
y <globalizada> apoyándose en
los medios de comunicación del imperialismo y las oligarquías y en los
formidables inventos de la revolución científica y tecnológica: laptops,
celulares <inteligentes> de alta sofisticación, Iphones, Ipads y Ipods,
Tablets, etcétera, que logran una altísima cobertura al ser introducidos en el
mundo y particularmente en los países dependientes del imperialismo a través de
Internet.
Los
medios de comunicación masivos: La televisión, el TV Cable y el cine con su
tecnología de punta y efectos especiales han logrado imprimir entre la niñez,
la juventud y los pueblos, la cultura mercantil del consumismo, de la compra
venta del arte que ha convertido a éste, como en ningún otro período histórico;
en esta época del imperialismo y la revolución social del proletariado, en una
mercancía más que envuelve, domina, subordina el arte a los intereses
expansionistas y depredadores del imperialismo a través de las “Industrias
Culturales”; intereses hacia los cuales se subordinan las oligarquías y sus
gobiernos títeres –incluidos algunos de aquellos “progresistas”- que abren las
puertas a la penetración de la cultura extranjera imperialista, a los estereotipos
de la agresión cultural extranjera que van desde la estúpida proliferación de
“superhéroes” incluidos los “Transformers”,
la renovación de la serie “La Guerra de las Galaxias” con fines mercantilistas;
la vasta trama de la violencia individualista que deforma la historia, que, a
través de innumerables “series” que manipulan la estética mitológica burguesa
donde los “héroes” inapelablemente, sutilmente, son los individuos, los reyes y
reinas, las personalidades que “encauzan”, de conformidad con su visión e
intereses, los rumbos de la historia como en “Juego de Tronos” de HBO y “Marco
Polo” de Netflix, o la relevación de la figura de Mao Tse Tung manejada en
forma político-mercantilista por el Estado social imperialista-revisionista de
China, producida por la multinacional “China Fil Group”; o la película “Dragón
Blade” que se incorpora a la producción mundial mercantilista medida por los
cientos de millones de dólares, euros o yuanes logrados al ser lanzadas al
mercado del cine espectáculo controlado por las multinacionales del cine;
agresivas y monumentales producciones que, desde el llamado “Séptimo Arte” -el
cine-, alienan a las masas y las desvían del rumbo de su emancipación.
II
Artísticamente
envuelto en la arquitectura del rascacielos de concreto, acero y vidrio
destellantes que flota esplendoroso sobre las brumas de Londres, New York,
Paris o cualquier otra ciudad de los grandes países imperialistas de Rusia,
Japón o China las “Catedrales de Luz” se enlazan con las antiguas arquitecturas
del período feudal: el barroco, el gótico y otras de sus formas artísticas
arquitectónicas predominando la arquitectura moderna y postmoderna sobre las
del período feudal imbricada a la monumental arquitectura antigua del período
esclavista: Las Pirámides de Egipto, la Ciudad Prohibida y la Gran Muralla en
China, etcétera, que muestran la fusión del esplendor progresista de los
diversos períodos históricos que ha recorrido la humanidad, caracterizados, sin
embargo del papel jugado por arquitectos, artistas, ingenieros, etcétera, por
haber surgido de los pulmones, la sangre y el cerebro de los pueblos, de los de
abajo, de los oprimidos, cuyas fuerzas físicas y mentales ineludiblemente se
emplearon para levantar tales maravillas arquitectónicas.
El
arte moderno y postmoderno burgués e imperialista que se asienta en ese pasado progresista
y a la vez inhumano se extiende a todas las formas del arte: pintura, música,
literatura, teatro, cine, televisión, etcétera, e inclusive, aquellas formas y
contenidos democráticos, progresistas y hasta los populares como el jazz y el
blue, como la pintura realista y el cine crítico, como la literatura
cuestionadora del sistema capitalista las absorbe en “demostración” de su “amplitud
democrática”, siempre y cuando no afecte sus intereses como clase dominante
opresora y explotadora; de lo contrario las aplasta, las envía a la parte
trasera de la historia progresista, democrática y revolucionaria del arte y la
literatura creados por la humanidad. Las niega y oculta.
Las
“Catedrales de Luz” son llamadas así por los apologistas de esta forma arquitectónica
del arte imperialista bajo cuyos destellos durante el día y bajo cuyos descollantes
perfiles durante la noche se destaca el mundo de las mercancías que flota
iridiscente, mágico, subyugante ante los ojos de quienes pasan frente a sus
lujosas vitrinas: Avenidas iluminado por el proliferar de gigantescos,
luminosos letreros de neón hiperbolizados por la “belleza” de “l@s tops models”
que las exhiben en mallas, gigantografías y otros recursos publicitarios donde
la promoción para la venta se imbrica con las artes elevadas a tal dimensión
publicitaria por las <Industrias
Culturales> a través de las cuales se promueve la venta de aquella
interminable gama de productos del mundo capitalista que muestran el desorbitante
esplendor que esta cultura burguesa irradia y se introduce en todos los poros
de la sociedad creando la inconsciencia de la sociedad mercantilista que
pregona exultante, abiertamente, que vive para acumular riqueza en las manos de
una minoría: los dueños de los medios de producción, los capitalistas e
imperialistas.
Tras
ese espectáculo que aflora en las avenidas de las grandes ciudades capitalistas
e imperialistas que se encumbran con sus edificios y rascan los cielos se
oculta el mundo de quienes las fabrican; de quienes construyen con sus manos
las mercaderías: Desde un automóvil “Rolls Royce” o “Mercedes Benz”, un reloj
“Pathek Philipe” o la interminable gama de electrodomésticos, vestidos,
celulares, etcétera: Los obreros y obreras especializados y no especializados:
la talentosa y esforzada clase obrera que deja lustrosas y sobre todo útiles
las mercaderías que salen a exhibirse en la interminable cadena de promoción y
venta de aquellas sucintamente recreada.
III
Más
he aquí que tanta riqueza, tanta producción, fastuosidad y lujo de pronto se
estanca. De pronto, el mundo capitalista e imperialista estalla en mil pedazos en
Estados Unidos, Francia, España, Portugal, en Grecia y como algo increíble que
llena de pavor a los dueños de ese mundo ilusorio de las mercancías, también se
levantan airados, irrefrenables, los pueblos de Túnez, de Egipto, de Libia, de
Yemen, reclamando como lo hizo aquel profesional egipcio: <¡Gano 70 euros al mes y pago 60 euros de alquiler! ¿Con que dinero
doy de comer a mi mujer y a mis hijos?>
Tanta
mercadería y el dinero, no alcanza a quienes las producen ni para comprar el pan
y pagar el arriendo. El clamor de los trabajadores y los pueblos explota.
Estalla
la crisis de superproducción que Marx señalaba era consecuencia inevitable de
la acumulación de riqueza en manos de un puñado de capitalistas y la
acumulación de hambre, pobreza y miseria en los pulmones y estómagos de la
amplia mayoría, precisamente de aquellos que producen esas mercaderías: Las
crisis cíclicas que en el “Manifiesto Comunista” Marx y Engels destacaban era
el inevitable resultado adonde conduce una sociedad injusta e inhumana refiriéndose
al capitalismo como “un mago infernal que
no puede controlar sus conjuros”.
Este
mundo contemporáneo donde las ciudades modernas y postmodernas se esfuman tras
los pincelazos y borrones abstractos pictóricos –que ejercieron un papel dominante tras la Segunda Guerra Mundial a
través de los pintores expresionistas abstractos como Dobliev, De Kooning, Pollock,
-éste último comprado por la CIA- sirve para ocultar detrás de sus borrones
anti realistas la fastuosidad y el poderío que ejercen sobre las clases
trabajadoras de la ciudad y del campo los banqueros y empresarios quienes
fusionados en el capital financiero controlan la producción capitalista
monopólica que es sostenida por las espaldas, músculos, sudor, sangre y cerebro
de las clases trabajadoras.
Esta
clase todopoderosa que en el siglo veinte y veintiuno se ha enriquecido y
vuelto más fuerte con las megafusiones controla las manifestaciones del arte y
maneja a los grandes monopolios de la industria del espectáculo masivo como la
Sony Music, la Wagner, la 20th Century Fox, Universal y otras que se enlazan con las grandes cadenas
televisivas y los medios imponiendo de manera apabullante el modelo, el
arquetipo del individualismo.
En
estas formas del “arte masificado” desaparecen
las oscuras figuras del obrero y la obrera fabriles, de los asalariados
agrícolas y se oculta el desempleo que genera la anarquía en la producción
capitalista cuyo efecto inmediato es la pobreza y miseria sobre los pueblos.
En
este mundo de la concentración de la riqueza en pocas manos los pueblos son
ocultados por el arte burgués.
Sin
embargo aparecen en los canales de la CNN, de la CBS como “noticias objetivas” que
“sorprenden al mundo” y que, a través de determinados “organismos humanitarios”
asistencialistas que “organiza” el mismo imperialismo -como UNICEF-, se cacarea
sobre el hambre y la desnutrición de los niños acusando a la “humanidad” de
esta “paradójica situación” pero ocultando la híper acumulación de capital que
llevan a cabo los grandes monopolios.
Los
verdaderos productores de la riqueza, los trabajadores, son relativamente invisibles
en el sistema capitalista.
El
arte que forjan los poderosos dueños del capital, de los medios de producción y
cambio, es para embellecer su sistema capitalista presentándolo como el sumun
de las maravillas que se exhiben en los grandes y lujosos “Malls” y Centros de
Venta de las mercaderías: automóviles de lujo, collares y relojes de marca,
ropa lujosa que brota entre las escaleras de fantasía enloqueciendo a millones
de personas, la mayoría imposibilitadas de comprar laptops, grabadoras, cámaras
de filmación, enormes televisores plasmas, celulares inteligentes, Tablets, en
fin, un mundo de sueños inalcanzables alimentados por fotografías gigantes,
cuadros, pantallas líquidas, los últimos videos de los artistas del espectáculo
en sus diversos ritmos: rap, reagueton, rock metálico, pop, salsa, vallenato,
cumbia, donde lucen sus formas eróticas mujeres y hombres jóvenes que alimentan
la “belleza” del mundo de las mercaderías donde se oculta sutilmente quienes
las fabricaron.
El
capitalismo jamás puede reflejar la verdad de quienes son los que trabajan y
hacen producir todas las mercaderías existentes: la clase obrera. Los
explotadores de la fuerza de trabajo no pueden develar este fenómeno en su
verdadera y profunda realidad.
El
papel de los forjadores de la riqueza social: los trabajadores y los pueblos no
aflora en las esferas del mundo capitalista.
Este
fenómeno del ocultamiento de la verdad es el que aflora en las artes y
literaturas predominantes de este sistema injusto.
Este
no es un reclamo “owenista”, utópico. Es natural que quienes ejercen el poder
político y tienen en sus manos los medios de producción a través de los cuales
explotan y someten a la opresión política y espiritual a los trabajadores,
oculten y/o mediaticen el papel de los verdaderos productores de la riqueza: Los
trabajadores de las fábricas, los campesinos y asalariados agrícolas, quienes,
por esta visión estética burguesa son mimetizados y ocultados en todas las
esferas del arte por el gran capital y particularmente por las grandes empresas
que monopolizan el espectáculo artístico masivo con excepciones relativas
artísticas y literarias que luchan contra la hegemonía del <arte>
burgués.
IV
Esto
ocurre aún a pesar de que en los momentos presentes una profunda crisis cíclica
azota y da ramalazos al mundo capitalista; crisis cíclica que afloró en los
Estados Unidos y se ha extendido a Europa adquiriendo en Grecia, Portugal y
España estallidos que muestran las entrañas debilitadas del mundo capitalista.
Son
los resultados de esta crisis cíclica que han llevado a la palestra de la vida política
a quienes producen la riqueza social: los trabajadores y los pueblos quienes
enarbolando los puños contra el capital financiero y las medidas ejecutadas por
sus gobiernos que descargan esta crisis sobre sus espaldas muestran de cuerpo
entero la crisis y descomposición de este sistema capitalista.
Con
plena conciencia de que la clase obrera y los pueblos que se levantan no deben
de ser mostrados en el ejercicio de su papel protagónico el imperialismo
oculta, deforma o brinda una mirada unilateral en las esferas del arte y la
literatura hacia estos acontecimientos para impedir que sean reflejados de manera
fehaciente, cruda.
V
El
mundo de la moda femenina y masculina, por ejemplo, recuerda aquel cuadro
pincelado por Jhon Reed durante la Revolución Socialista de Octubre: En algunos
salones de la vieja Rusia Zarista, como si no estuviese ocurriendo ese fenómeno
que trascendió en la historia mundial las parejas pequeño burguesas bailaban,
tomaban té o licor desentendidas del profundo remecer que en Octubre de 1917
estallaba.
En
el “mundo de la moda” ocurre algo similar: Los “especialistas de la moda chic” se
encargan de vestir a las clases que a pesar de la crisis se esfuerzan por
mantenerse en ese mundo imaginario donde “la belleza” burguesa supervive y los
overoles, los cascos, el trajín que se tizna de hollín en la fábrica y el campo
no aparece en las pasarelas cruzadas eróticamente por las -y los- model@s que
muestran los últimos diseños de las prestigiadas casas comerciales de marca: De
Gucci, Ives Saint Lorent, etcétera.
Otra
de las esferas del arte burgués lo dominan las grandes empresas del espectáculo
comercial de masas que explotan las cualidades artísticas con personalidades
como Jennifer López, Mark Anthony, Juanes, Beyoncé, Britney Spears, Madonna,
Shakira, Lady Gaga, mostrando, con reluciente erotismo espectáculos que
enardecen a las multitudes de “fans”.
Una
muestra de ello es que la canción ícono del último Mundial de Futbol donde
participaron una variedad de artistas pero a cuyo centro se ubicó a esa
cantante colombiana del espectáculo artístico de masas, Shakira, aún repiquetea
en los oídos de quienes vimos otro escenario del arquetipo del arte
individualista: Al jugador multimillonario que hace encandilar el
espectáculo que llena estadios y hace pegar
las narices y los ojos de los espectadores a las pantallas líquidas de los
gigantes televisores “Plasma” en donde somos atrapados por el arte del manejo
de la redonda de Messy, Cristiano Ronaldo u otra estrella del capital
financiero mundial que maneja la orquesta financiera de la FIFA.
VI
La
concepción estética que predomina en el mundo capitalista es regodeada
regularmente con los tradicionales “comics” llevados al cine: Superman, Batman
y otros como <El Hombre Araña>, Capitán América, los X- Men, “Los
Fantásticos”, los “Transformers”, etcétera, surgidos de la imaginación mercantilista
burguesa que produce miles de millones de dólares, euros y yuanes a sus
creadores y productores a través de los cuales predomina el arquetipo del
individualismo en base de cuyos estereotipos se
deforma la mente de la juventud, la niñez y los pueblos del mundo.
Para
los asiduos al espectáculo que cargado de colores rutilante asombra ojos y
retinas en las pantallas líquidas la crisis del mundo capitalista que envuelve
a los trabajadores y los pueblos, es –como las guerras de Irak, de Afganistán,
de Medio Oriente y Colombia- un fogonazo que distrae de “la belleza” que les brindan los dueños del omnipotente
capital que maneja el espectáculo masivo, multicolor, que aliena a las masas y
que enriquece a los grandes monopolios diversivos; que atrae como miel a las moscas
de los espectadores; aquí cabe destacar otra de las esferas del masivo arte
espectáculo: las modernas pantallas de los centros del espectáculo del cine
marketing que concentra a las juventudes y las atrapa en las redes de sus famosas
“zagas” del cine comercial alienante como ocurre con “Crepúsculo” cuyos “héroes” son vampiros -o lobos- y muchachas
hermosas dispuestas a darlo “todo” para convertirse en unos u otros; zaga que
ha vuelto millonarios a aquellos actores jóvenes promotores del individualismo,
la ausencia de trabajo productivo y la alienación más aberrante de carácter
erótico que atrae a la juventud de las
capas altas, media y baja; lo propio ha ocurrido con la saga de Harry Potter
que ha hecho multimillonarios a la escritora, a los productores y a los niños
que se han hecho jóvenes durante los años que han durado aquellas producciones
llevadas al cine. Y así por el estilo.
Toda
otra visión que se contraponga a este arquetipo y a sus prototipos –los héroes-
brotados del mismo donde se idealiza al individualismo como concepción del
mundo no es considerada “bella”; no entra en el rango de la “estética”
predominante del sistema capitalista-imperialista mundial; esta visión estética
burguesa- individualista se riega por los países dependientes y adopta sus
propias formas y expresiones, como ocurre con la zaga del narcotráfico
proveniente de las telenovelas colombianas del estilo de “ Sin Tetas no hay
Paraíso”, “Rosario Tijeras”, el “Cartel de los Sapos”, “El Capo”; o en
programas que elevan a condición de “arte” el lenguaje y los prototipos del
lumpen en el Ecuador como ocurre con el Programa “Vivos” y “La Familia Feliz”
donde prototipos como “La Mofle”, “El Panzón” -quien trabaja en una empresa que
no produce nada-, y “Rayo Vac” la sirvienta erótica.
La
situación alcanza proporciones notorias, cuando y a nombre de esta concepción
estética predominante se califican de “populares” diversas expresiones
artísticas que contribuyen a condimentar esta confusión reinante donde
desaparece o se difumina cualquier otra expresión estética que no se subordine
a estos cánones que impone en diverso grado el imperialismo y la burguesía cuyo
propósito es ocultar dentro de este marasmo artístico dominado por los grandes
monopolios del espectáculo artístico de masas las causas y causantes de la
crisis del mundo capitalista.
LAS DIVERSAS EXPRESIONES ARTISTICAS
Y LITERARIAS FOLCLORICAS, LOCALES, REGIONALES, ORIGINARIAS DE LOS PUEBLOS,
RESISTEN ESTA OFENSIVA Y DEBEN ENHEBRARSE CON EL ARTE Y LA LITERATURA QUE
CONFRONTA CONSCIENTEMENTE AL ARTE BURGUES
El
imperialismo y la burguesía, la intelectualidad que copula y medra de los
enormes recursos que le rinde la praxis de esta visión estética, muy a pesar de
sus esfuerzos se confronta en la vida con diversas expresiones artísticas que
hacen resistencia a la cultura artística dominante: El folklore y las diversas
expresiones locales y regionales de las culturas étnicas practicadas por los
pueblos mestizo, indígenas y negro del Pacifico, del Caribe y del mundo: La
belleza natural que dimana de sus ritmos, bailes, vestimentas, imaginarios,
mitos, leyendas, cuentos, etcétera, siempre han sido una barrera natural que
cierra el paso a la penetración cultural extranjera y criolla dominantes en el
mundo capitalista; todo ello porque y a pesar de las multimillonarias inversiones
capitalistas e imperialistas aquel arte y aquella literatura burguesas pese a
su capacidad de penetración espiritual, chocan con la vida, con las condiciones
de desempleo, hambre, desnutrición, miseria y opresión que los trabajadores y
pueblos soportan sobre sus espaldas frente a los cuales se desarrolla el descontento
que estalla en una huelga, una toma de tierras, en los alzamientos parciales y
generales de los pueblos, entre los cuales descuellan altas expresiones de la
lucha del pueblo en armas como ocurre en Colombia, Filipinas, en la Franja de
Gaza –Medio Oriente- con Hamas, en Afganistán e Irak, etcétera.
LA CONCEPCION MATERIALISTA DE LA
BELLEZA Y
EL ARQUETIPO ESTETICO DEL PROLETARIADO
El
período en que se gesta la Primera Guerra Mundial precedido por diversas
acciones que presagiaban lo que el marxismo científicamente preveía en
lontananza dentro de las cuales destaca con singular fisonomía el ensayo de La
Comuna de Paris, -el “Asalto del Cielo” según metáfora de Marx-; de donde surge
el Himno de la Internacional Comunista creado por Eugenio Pottier se traduce en
su más alta expresión en la Revolución Socialista de Octubre dirigida por el
Partido Comunista (b) liderado por Lenin y Stalin.
Ya
por aquellos años de la época del imperialismo y la revolución proletaria, se
cuece una concepción estética que se desarrolla en base de los parámetros que a
lo largo de la historia venían construyendo los filósofos materialistas debido
a que las diversas formas del movimiento eterno de la materia genera sobre la
vista y los sentidos, movimiento que llega al cerebro humano provocando en éste
estupefacción y asombro.
Los
filósofos materialistas como Aristóteles prestaron una particular atención a
esta expresión especial del movimiento de la materia que estallaba frente a sus
sentidos y que provocaba estupefacción en sus cerebros.
Esto
determinó que aquel fenómeno propio de la materia los llevara a pensar en él y
darle una connotación. A esta cualidad del movimiento de la materia le dieron la
calificación de “belleza” la misma
que se desprende de las múltiples formas del movimiento de la materia: luz,
sonido, calor, electricidad, combinaciones físicas y químicas así como, con
posterioridad a la formación de la albumina y la célula, se desarrolla el
movimiento orgánico.
La
<belleza> es una cualidad intrínseca de la materia en movimiento y
transformación perpetua, cualidad que se expresa por extensión, tras el
desarrollo de la materia en formas más complejas: El movimiento orgánico de la
materia que alcanza su más alto grado en la forja del cerebro y del pensamiento
humano el mismo que refleja ese movimiento en su cerebro tras captarlo a través
de los sentidos; movimiento de la materia que se expresa en un grado
superior en el movimiento social; belleza que provocó inevitables destellos mentales
en la conciencia de los pensadores más avanzados de todos aquellos periodos particularmente
para su tiempo y circunstancias en la mente de los materialistas del siglo
XVIII ligados al fenómeno artístico y literario del Renacimiento destacado por Federico
Engels.
De
esta apreciación materialista de la belleza que se refleja en el cerebro humano
y dando saltos en el desarrollo de la misma, tras afirmarse la ciencia del
marxismo –y del leninismo- en la historia que construye la verdad científica;
en el curso del desarrollo de la filosofía materialista que alcanza con el
materialismo dialéctico un nivel científico que aplicado a la historia de las
sociedades humanas se conoce como materialismo histórico, ciencia que estudia
el desarrollo de las sociedades humanas a la luz del principio de la lucha de
clases y su devenir al socialismo el concepto científico- social de que “los pueblos hacen la historia” sienta
las bases materiales para que en los terrenos del arte esta concepción se
convierta en el paradigma, en el arquetipo del arte y la literatura proletaria
y por extensión “popular”; arquetipo que genera sus prototipos que deben
reflejarse en la obra de arte y/o literatura popular.
Este
es el arquetipo del proletariado, basado en la ciencia del marxismo- leninismo en
base del cual se construye la obra de arte y/o literaria en sus diversos
géneros; arquetipo que genera los auténticos prototipos de las gestas
histórico-sociales; los verdaderos y auténticos héroes, quienes, representando
los intereses colectivos a su vez destacan y lideran las batallas liberadoras
de clase.
El
arte y la literatura conscientes, proletarias, creadas en base de este
arquetipo lideran al auténtico arte popular: A esta escuela pertenecen las
creaciones de Bertold Breht que confrontaron a Hitler durante la Segunda Guerra
Mundial; basados en este arquetipo leninista que Lenin resume en aquella
metáfora: ”El Arte y la Literatura deben
ser tuerca y tornillo del mecanismo general de la revolución”, construye su
obra el intelectual Máximo Gorky, el gran poeta de la Revolución de Octubre
Vladimir Mayacowsky; Miguel Hernández con su “Vientos del Pueblo”, y “Sentado
sobre los Muertos”; Nazim Himmet, el extraordinario poeta turco; Los “Cinco
como un Puño” –el grupo de Guayaquil”-; Rafael Larrea con “Nuestra es la Vida”
y “Campanas de Bronce” solo para ubicar algunas perlas pues hay otras como la
obra del cineasta Eisenstein: “El Acorazado Potemkim”, o la “Carretera
Volokolamsk” de Alexander Beckt; “Así se templó el Acero” del héroe comunista
“Nicolai Obstrovsky”, etcétera, que responden a este arquetipo de la belleza
proletaria del cual emanan los prototipos, los héroes y las heroínas de los procesos
revolucionarios.
Brecht
destaca que siendo importante el folklore y sin dejar de ubicarlo –siempre
puliendo, rescatando de éste lo auténticamente popular, lo que no está
trasegado por la cultura dominante-, el calificativo de Arte Popular, durante
el capitalismo, debe dárselo a aquel arte y/o literatura que golpea
directamente a los responsables de la explotación y opresión sobre los pueblos,
sobre la clase obrera.
Brecht
actuó en consonancia con este enunciado en su obra poética y en sus obras teatrales
al poner como blanco de sus creaciones al “Pintor
de Brocha Gorda” calificativo con el cual identificaba a Hitler como
representante del fascismo alemán.
Rafael
Larrea, otro de nuestros estetas, recalcaba que debe valorarse, a cabalidad, el
significado de “arte popular”
relacionándolo con aquel que se levanta directamente a la ofensiva contra los
opresores y explotadores de conformidad con las circunstancias históricas y
políticas; por eso bajo su liderato el Grupo “Noviembre 15” construyó las
canciones que exaltaron la epopeya de la lucha armada en Nicaragua, El
Salvador, en Araguaya (Brasil) y el espíritu levantisco de los pueblos mestizo,
indígenas y negro en las oleadas de canciones que imbricaron las culturas
étnicas con la lucha de clases; en poesía uno de sus mejores logros es el poema
épico “Campanas de Bronce”; en la cuentística de Alfonso Murriagui los
prototipos son los hombres y mujeres nacidos de las entrañas populares; y otro
aporte significativo dado en su momento y circunstancias es el de Alfonso Chávez;
un estudio más profundo y pormenorizado sacaría a flote los aportes dados a la
estética “popular” que se basan en la concepción estética proletaria que han
enriquecido escritores como César Dávila Andrade, Jorge Carrera Andrade, Jorge
Icaza, Nelson Estupiñan Bass, Adalberto Ortiz solo para mencionar algunos de los
más destacados, desde luego extrayendo de cada cual lo mejor de su producción
literaria; así mismo se deberá realizar un estudio más a fondo de las restantes
expresiones del arte: pintura, escultura, danza, música, etcétera. Este trabajo
no tiene esos alcances.
El
propósito del mismo es poner en evidencia lo
que es evidente pero que por ser evidente
logra absorber y diluir en su telaraña a la concepción estética del
proletariado de la cual dimanan conceptos como el de “arte popular”, creación o
“aprehensión estética” como califica el esteta revolucionario proletario de
origen albanés, Alfred Ucy, a la relación objeto-sujeto, andarivel necesario para diferenciar el arte y
la literatura conscientes de las diversas formas artísticas resultado de las
creaciones espontáneas que llevan a cabo
los pueblos en los terrenos del arte y/o de la literatura.
Nos
referimos a la relación entre la realidad en continuo movimiento y el artista o
“creador”, sea este pintor, danzante, músico, poeta o escritor sin mencionar
otras expresiones del arte.
LO “EVIDENTE” ANTE LOS OJOS DEL
PUBLICO, OCULTA LA PERCEPCION ESTETICA QUE DEBE AFIRMARSE EN EL “OJO” DEL CREADOR
“POPULAR”.
Lo
“evidente”, en la actualidad, es aquello que predomina, que satura, que aplasta
la concepción estética proletaria debido a su volumen, a la celeridad de su
difusión, que ha llegado al extremo de considerar que “la estética es una mierda” y que
“hablar de estética” es “distraer de
una justa apreciación política proletaria a los artistas y escritores
populares”.
Tal
apreciación ligera, superficial, considera que “lo popular” solo proviene de
las creaciones “folklóricas” o de las identidades locales, provinciales o
regionales; de las diversas formas del arte que llevan a cabo, que practican en
todas las latitudes los pueblos pertenecientes a diversas culturas étnicas,
sean éstas indígenas, negra o mestiza.
Esta
visión hace loas a algo que inevitablemente brota de manera espontánea de la
vida, de la cultura de los pueblos, de sus entornos sociales, de sus lenguas e
imaginarios; y que por desarrollarse bajo las circunstancias del predominio de
las culturas dominantes en buena parte está trasegado por elementos de aquellas culturas hegemónicas.
De
allí que, restringir, subordinar “lo
popular” a estas expresiones naturales, espontáneas, de la vida de los
pueblos es reducir lo popular a lo espontaneo en los terrenos del arte y la literatura. A la resistencia natural de los
pueblos a la agresión cultural extranjera y criolla.
El
arte y la literatura proletarios son por concepción, naturaleza y carácter,
parte de la ofensiva general de la revolución y con esta concepción debemos influir en las manifestaciones
provenientes de otras clases y capas sociales revolucionarias para que
construyan expresiones artísticas y literarias que se sumen a la ofensiva
general de las ideas revolucionarias que se imbrican con los combates y
batallas liberadoras de los trabajadores y los pueblos.
La
Estética proletaria con su arquetipo basado en la ciencia: “Los pueblos hacen la historia” del cual emanan los “prototipos”
del arte proletario y popular, existe y se fortalece en la vida, durante los
combates parciales y generales del proceso revolucionario.
Por
ello es que la creación artística basada en la Estética marxista- leninista es
un arma fundamental para la conciencia que los artistas y escritores populares
deben tener para resistir, enfrentar y pasar a la ofensiva por medio del arte
popular; para que enfrentemos el peso de la concepción Estética burguesa e
imperialista predominante en el mundo capitalista.
Si
nuestros artistas no están armados integralmente de nuestra teoría que es
multilateral y que tiene su formidable acopio en la visión estética marxista-
leninista pueden ser apabullados por la brutal ofensiva artística, cotidiana de
la burguesía que introduce a través de todos los poros el arquetipo del
individualismo.
Es
obligación del partido comunista darle a conocer a los artistas populares la
existencia del arquetipo y los prototipos que ha generado la Estética del
proletariado para insuflar en ellos una mayor conciencia, un mayor ímpetu revolucionario
a fin de que sus creaciones, sus obras de arte y/o literatura sean “parte del mecanismo general de la
revolución”.
Es
obligación de nuestro partido el trabajar con una concepción integral,
multilateral, que atraiga con nuestra visión artística proletario a los
artistas e intelectuales, pues el partido comunista es, tiene que ser
vanguardia en todos los terrenos, incluidos los del arte y la literatura.
EL CREADOR, DEBE, BASANDOSE EN LA
ESTETICA PROLETARIA, CAPTAR ARTISTICAMENTE LA REALIDAD SOCIAL Y POLITICA DESDE
EL PRIMA DE LA LUCHA DE CLASES Y SU PROYECCION AL SOCIALISMO PARA CONSTRUIR LA
OBRA DE ARTE QUE
EDUQUE POLITICAMENTE A LOS TRABAJADORES Y LOS PUEBLOS.
La
creación “popular” tal como la conciben Bertold Breht y Rafael Larrea exige
que, a la par que el artista y/o escritor militante, estén armados de la teoría
general del marxismo- leninismo, de la Línea política del Partido, de las
políticas que construyen el Buró, el Comité Central, los Comités Provinciales,
las células, que son necesarias para la acción unitaria y consciente del
proletariado en todos sus frentes de lucha; pero es necesario también que se
pertreche del arsenal de uno de sus instrumentos de trabajo y lucha: La
Estética proletaria, la concepción y praxis que para la construcción, para la
creación, difusión y recreación del arte y la literatura populares, tiene el Partido
del proletariado.
Esto
significa que los artistas y escritores militantes tienen la necesidad de
dotarse de este instrumento –no solo, ni
únicamente, de la Estética marxista- leninista-, sino que, aherrojados con
la ciencia de la revolución proletaria, hagan, hagamos acopio de este valioso
instrumento que embellece y fortalece el trabajo de la creación artística y
literaria, obligatorio para enfrentar la andanada anticomunista,
particularmente las deformaciones que, a nombre del “socialismo del siglo XXI”,
de la “revolución ciudadana”, del “país donde todos somos iguales”, y solo
somos “diversos” como se pregona desde el Ministerio de Cultura difuminando la
visión clasista de la cultura, lleva a cabo el gobierno populista,
desarrollista y reformista de Correa.
Leer
las obras de la literatura popular del mundo: a Jack London, a Gorky, a
Mayacowsky, a Alexander Beckt, a Miguel Hernández, a Nazim Himeht, los cuentos,
novelas y poesía de los escritores de la generación de los años 30,
especialmente a Gallegos Lara y su novela proletaria: “Las Cruces Sobre el
Agua”; la obra poética y literaria de Rafael Larrea, de Alfonso Murriagui, de
Alfonso Chávez; recoger la obra de nuestros pintores como Alberto Carcelén y de
otros artistas y escritores, así como la obra de arte y literatura progresista
mundial: de Víctor Hugo, de Shakespeare, de Paganini, de Beethoven, del
escritor Roa Bastos, de Arguedas, los elementos positivos de Neruda, de Eduardo
Galeano, de Mario Benedetti, etcétera, enriquecen el morral tanto de los
artistas militantes como de los artistas y escritores progresistas, democráticos,
patriotas, antiimperialistas; los estimulan para emprender su labor creadora
tan necesaria en los días presentes, tan urgentes para aclarar escenarios en
este panorama en donde quiere hacer su agosto la confusión reformista y
desarrollista de quienes temporalmente desde Carondelet ejercen el poder
político en representación de la burguesía y del imperialismo norteamericano,
chino y de otros países imperialistas.
Pero
la labor de la creación estética proletaria –y “popular”- bien entendida: A la
luz de la visión marxista-leninista, no se reduce a eso ni mucho menos.
Estos
son insumos necesarios para armar la “caja torácica”, la mente y el espíritu
del artista y del escritor, en prosa o en verso, militante y no militante; de
los artistas progresistas, democráticos, antiimperialistas provenientes de la
clase pequeño burguesa: La intelectualidad con dotes artísticas.
A
la básica, adecuada y siempre en permanente proceso de desarrollo político
revolucionario proletario de los artistas; a la “armazón” teórica fundamentada
en el estudio y asimilación de los clásicos del marxismo- leninismo, de los
documentos basados en nuestra ciencia aplicados al Ecuador: la Línea Política,
los trabajos teóricos de nuestros cuadros en los diversos terrenos que son
entregados en nuestra Revista Política y en la Revista “Unidad y Lucha” del
CIPOML debe agregarse necesariamente el estudio de diversos temas que son de
preocupación e interés de los artistas: Acerca de la Estética en general y de
la concepción estética marxista- leninista; acerca del arte y la literatura
“popular”; acerca de la relación entre realidad y creador –también llamada
objeto-sujeto-, connotada por el esteta marxista- leninista de Albania, Alfred
Ucy, como “la Ley de la Aprehensión
Estética” que implica más que recoger el material que proporciona la vida
social: una huelga, una manifestación, la Toma de la Plaza Grande por los
educadores de la UNE y el pueblo; la toma de la Asamblea Nacional por parte del
movimiento indígena; la estulticia de Correa y de sus Ministros de su gobierno
reformista; la criminalidad del asalto a las embarcaciones que llevaban víveres,
materiales de construcción, medicinas a la Franja de Gaza de parte de los
criminales del sionismo israelí; las amenazas de guerra contra Irán, los crímenes
contra los migrantes ecuatorianos en España y Estados Unidos, etcétera,
etcétera.
Los
motivos que originan las tramas; los prototipos son innumerables. Las obras de
arte y literatura solo pueden recoger una ínfima parte del conjunto del
movimiento social en que se desenvuelve la actual crisis general y las crisis
cíclicas del capitalismo pero esto es lo que hay que hacer y hacerlo de manera
artística y/o literaria evitando el lenguaje, el estilo “de clisé” que hace
perder su calidad a la creación artística y se convierte en una propaganda
lineal, directa, que para eso desde luego existen otras formas de propaganda y
de agitación.
Nunca
estará por demás insistir en que debemos trabajar construyendo “arte”
proletario, “arte” popular. Cuando se produjo la victoria de la revolución
cubana el 1 de Enero de 1959 y entró en La Habana el ejército rebelde, Neruda
–de cuya obra poética cabe rescatar aquello progresista y revolucionario-
escribió:
La Isla estaba oscura como el luto/ pero izaron la luz como bandera / fatigados y ardientes caminaban/ por honor y deber hacia la guerra/
No tenían más armas que su sangre/ iban desnudos como si nacieran/ Y así nació la libertad de Cuba/ De aquel puñado de hombres en la arena/ Luego, la dignidad de los desnudos/ los vistió con la ropa de la
sierra/ Los nutrió con el pan desconocido/ los
armó con la pólvora secreta/…
Por
incontables ocasiones este poema ha logrado atraer hacia la belleza de la lucha
armada popular insurgente en América Latina al público progresista.
Es
necesario que destaquemos el papel que juega la metáfora para el
embellecimiento de una gesta que ha motivado múltiples expresiones de júbilo
revolucionario: Los vistió con la ropa de
la sierra; los nutrió con el pan desconocido; los armó con la pólvora secreta; aquí
el manejo de la figura literaria con fuerza emocional y consciente profunda
propiciando poderío al contenido de la gesta; la forma imprimiéndole belleza a
tan impresionante contenido: Este es el papel del arte, dar belleza a los actos
sublimes que la realidad política y social entregan al creador. A esto es que
se refiere el esteta albanés Alfred Ucy cuando habla de que hay que captar
elementos que superan la simple visión del ojo y le confieren a los
acontecimientos una resonancia artística: La
aprehensión estética de la realidad.
La
propaganda debe ser concisa, sencilla, clara, liberada de rimbombancias en
general, desde luego con excepciones que rompen esta regla y le confieren a la
propaganda y a la agitación mayor fuerza; pero en general, la propaganda debe
llegar en forma clara, entendible, a los trabajadores y a los pueblos; Lenin
hacia una diferencia entre la agitación y propaganda para la militancia,
cuadros y para los sectores avanzados de las masas al señalar que el periódico
“Iskra” debía elevar el nivel político y teórico del partido y de esos sectores
más avanzados; y los periódicos “de masas” referidos a determinados niveles de
conciencia de la clase obrera y los pueblos, que, aunque tienen el mismo
propósito, parten del nivel de conciencia de las masas y de la necesidad de
llegar a sectores cada vez más amplios de las masas.
La
literatura y el arte “populares” –para
aprehender el arte proletario y el popular en una categoría esencial-, se
proponen, por supuesto, también, elevar el nivel político de los trabajadores y
los pueblos pero recurren a elementos que sobrepasan la simple propaganda y la
agitación revolucionarias proletarias:
Tomando
la esencia de las tramas, a partir del arquetipo proletario de que “los pueblos
hacen la historia”, elabora la trama en base a la investigación, agregándole el
adecuado manejo de la forma para obtener un resultado revolucionario, el
lenguaje literario que le imprime belleza –o fealdad para denostar al opresor-;
armonía, ímpetu, alegría, dolor, haciendo uso de la metáfora, del símil, del
retruécano, de la hipérbole, etcétera; convirtiendo a la literatura artística en
labor de construcción estética del artista y del escritor militante y no
militante, del intelectual dotado de cualidades artísticas: progresista, antiimperialista,
demócrata, patriota.
Esta
solo es una introducción básica a un tema que es muy profundo en contenido y
forma: ¿Cómo construir, crear obras de arte en las diversas ramas: poesía,
cuento, relato, novela, pintura, gravado, escultura, danza, teatro, cine,
etcétera, que sirvan para una mayor y más profunda elevación de la conciencia
de los trabajadores y los pueblos, de la juventud, de la mujer oprimida,
afirmando en ellos la necesidad de la revolución y el socialismo?
Tal
es la razón que demanda, a la par que afirmarnos en la política del partido
comunista, elevar la conciencia de los artistas y escritores para, estudiando,
debatiendo estos temas del arte, elevar nuestro nivel político y artístico
proletario y popular para trabajar con mayor vigor, entusiasmo, con alegría combatiente
a la causa de la revolución y con odio de clase hacia los opresores criollos y
extranjeros a fin de crear obras de arte nuevas que se enhebren como el hilo
del arte a la aguja de la revolución y cosan con fuerza el tejido de las
fuerzas sociales revolucionarias que marchan vigorosas hacia las batallas y las
victorias en nuestras tierras de la Mitad del Mundo con espíritu
internacionalista.
ODISEO RUNA
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